FRAGMENTO DE "EL TUTÚ"
Traducción de Romina Doval
"Es un agradable razonamiento de mierda el que usted hace sobre el tema de cagar y está claro que usted apenas conoce los placeres, puesto que desconoce el de cagar. Es la desgracia más grande que usted tiene. No hay que haber cagado en su vida, para no sentir el placer que hay en cagar, ya que se puede decir que de todas las necesidades a las cuales la naturaleza nos ha sometido, la de cagar es la más agradable. Son muy pocas las personas que, al cagar, encuentran que su sorete huele mal. La mayoría de las enfermedades nos vienen por falta de cagar, y los médicos sólo nos curan forzándonos a cagar, y el que mejor caga, más pronto se rehabilita. Se puede decir incluso que sólo comemos para cagar, y si la carne hace la mierda, es verdad también que la mierda hace la carne, dado que los cochinos más delicados son aquellos que comen la mayor cantidad de mierda. ¿Es que en las mesas más finas la mierda no es servida en guiso? ¿No hacemos asados de la mierda de pavas, pavitas, alondras y otros pájaros cuya mierda se sirve en los entre platos para despertar el apetito? ¿Las morcillas, los chorizos y las salchichas no son bolsas de mierda? ¿La tierra no se volvería estéril si no se cagara, si no se le produjera los manjares más necesarios y delicados que a fuerza de sorete y mierda? Y es que cualquiera que puede cagar sobre su campo, no va a cagar al del otro. Las mujeres más bellas son aquellas que cagan mejor, las que no cagan se vuelven secas y flacas, en consecuencia: feas. ¿Las pieles más bellas no se cuidan con frecuentes lavamientos que hacen cagar? Es pues para con la mierda que tenemos la obligación de la belleza. ¿Los médicos no hacen sus más sabias disertaciones cuando hablan de la mierda de los enfermos?; ¿no han hecho venir de la India una infinidad de drogas que sólo sirven para hacer mierda? Hay mierda en las recetas de las pomadas y en la de los afeites más exquisitos. ¿Sin la mierda de las garduñas, de las algalias y otros animales, no estaríamos privados de los más fuertes y mejores olores? Los niños que cagan más en sus calzones, son los más blancos y los más regordetes. La mierda entra en gran cantidad de remedios y particularmente para la quemadura. No va a negarme ahora que cagar es la cosa más bella, útil y agradable del mundo. Cuando usted no caga, se siente pesado, asqueado y de malhumor. Si usted caga, se pone liviano, alegre y de buen apetito. Comer y cagar, cagar y comer, son acciones que se suceden las unas a las otras, y se puede decir que no se come más que para cagar y que no se caga más que para comer. Estaba usted de muy malhumor cuando tanto declamaba contra la mierda; podría darle una explicación diciéndole que seguramente su ceñidor se anudó dos veces y que usted se cagó en su calzón. En fin, usted tiene la libertad de cagar por doquier cuando las ganas la asalten, no tiene que tener consideración por con nadie, el placer que uno se procura cagando nos cosquillea tan fuerte que, sin mirar el lugar en el que uno se encuentra, caga usted en lugares públicos, caga usted delante de la puerta de otro, sin preocuparse si éste lo encuentra bien o no, y prueba que ese placer es para el cagador menos vergonzoso que para aquellos que lo ven cagar, es en efecto que la comodidad y el placer no son más que para el cagador. Espero que ahora usted se retracte de haber querido poner el cagar en tan mal olor, y que esté de acuerdo conmigo en desear tanto vivir como cagar."
Fragmento de "El Tutú" de Princesa Safo, seudónimo de Léon Genonceaux, editor de Lautréamont. Editado pero no puesto a la venta en 1891, el libro es resucitado un siglo más tarde por la editorial Tristram (Francia). Su traducción y publicación al castellano está a la espera de un editor.
"Es un agradable razonamiento de mierda el que usted hace sobre el tema de cagar y está claro que usted apenas conoce los placeres, puesto que desconoce el de cagar. Es la desgracia más grande que usted tiene. No hay que haber cagado en su vida, para no sentir el placer que hay en cagar, ya que se puede decir que de todas las necesidades a las cuales la naturaleza nos ha sometido, la de cagar es la más agradable. Son muy pocas las personas que, al cagar, encuentran que su sorete huele mal. La mayoría de las enfermedades nos vienen por falta de cagar, y los médicos sólo nos curan forzándonos a cagar, y el que mejor caga, más pronto se rehabilita. Se puede decir incluso que sólo comemos para cagar, y si la carne hace la mierda, es verdad también que la mierda hace la carne, dado que los cochinos más delicados son aquellos que comen la mayor cantidad de mierda. ¿Es que en las mesas más finas la mierda no es servida en guiso? ¿No hacemos asados de la mierda de pavas, pavitas, alondras y otros pájaros cuya mierda se sirve en los entre platos para despertar el apetito? ¿Las morcillas, los chorizos y las salchichas no son bolsas de mierda? ¿La tierra no se volvería estéril si no se cagara, si no se le produjera los manjares más necesarios y delicados que a fuerza de sorete y mierda? Y es que cualquiera que puede cagar sobre su campo, no va a cagar al del otro. Las mujeres más bellas son aquellas que cagan mejor, las que no cagan se vuelven secas y flacas, en consecuencia: feas. ¿Las pieles más bellas no se cuidan con frecuentes lavamientos que hacen cagar? Es pues para con la mierda que tenemos la obligación de la belleza. ¿Los médicos no hacen sus más sabias disertaciones cuando hablan de la mierda de los enfermos?; ¿no han hecho venir de la India una infinidad de drogas que sólo sirven para hacer mierda? Hay mierda en las recetas de las pomadas y en la de los afeites más exquisitos. ¿Sin la mierda de las garduñas, de las algalias y otros animales, no estaríamos privados de los más fuertes y mejores olores? Los niños que cagan más en sus calzones, son los más blancos y los más regordetes. La mierda entra en gran cantidad de remedios y particularmente para la quemadura. No va a negarme ahora que cagar es la cosa más bella, útil y agradable del mundo. Cuando usted no caga, se siente pesado, asqueado y de malhumor. Si usted caga, se pone liviano, alegre y de buen apetito. Comer y cagar, cagar y comer, son acciones que se suceden las unas a las otras, y se puede decir que no se come más que para cagar y que no se caga más que para comer. Estaba usted de muy malhumor cuando tanto declamaba contra la mierda; podría darle una explicación diciéndole que seguramente su ceñidor se anudó dos veces y que usted se cagó en su calzón. En fin, usted tiene la libertad de cagar por doquier cuando las ganas la asalten, no tiene que tener consideración por con nadie, el placer que uno se procura cagando nos cosquillea tan fuerte que, sin mirar el lugar en el que uno se encuentra, caga usted en lugares públicos, caga usted delante de la puerta de otro, sin preocuparse si éste lo encuentra bien o no, y prueba que ese placer es para el cagador menos vergonzoso que para aquellos que lo ven cagar, es en efecto que la comodidad y el placer no son más que para el cagador. Espero que ahora usted se retracte de haber querido poner el cagar en tan mal olor, y que esté de acuerdo conmigo en desear tanto vivir como cagar."
Fragmento de "El Tutú" de Princesa Safo, seudónimo de Léon Genonceaux, editor de Lautréamont. Editado pero no puesto a la venta en 1891, el libro es resucitado un siglo más tarde por la editorial Tristram (Francia). Su traducción y publicación al castellano está a la espera de un editor.
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